viernes, 10 de abril de 2009

Carrera oficial de Huelva o cuando las copias salen mal


Indignante, degradante, irrespetuosa, falta de buen gusto, desorganizada e impropia de recibir al hijo de Dios. Así es la carrera oficial de la Semana Santa de Huelva. Seguramente algún avispado cofrade onubense, de los que iba en autobús a ver la Macarena, atisbó alguna noche la elegancia y el orden de la carrera oficial sevillana, que no es ni mejor ni peor, sino simplemente una carrera oficial. Pues de esa visión le surgió la idea de hacer en Huelva algo parecido.

Pero válgame Dios, que para lo que hay, mejor nada. Mejor dejar al pueblo que organice su pasillo y arrope a sus imágenes, en el orden que la lógica impone. Señores y señoras, la carrera oficial en Huelva empieza con un palquillo de toma de horas de mercadillo del recinto colombino. Una estructura metálica cubierta de mala manera con la tela azul, y dos reposteros descuadrados que dejan un hueco libre en un lado y que para colmo están torcidos. Desde ahí todo parece ir bien, y la estrechez de la calle y la hilera de palcos parece dar cierto brío al entorno, pero dura poco. La entrada a la Iglesia de la Concepción recibe a las hermandades con dos vallas de las de cortar calles para obras, a las que le falta una señal de sentido obligatorio para guiar a los nazarenos hacia el interior del templo. Una cinta de policía local es el adorno en tonos azules elegido para tan preciosa balaustrada.

Y en este punto comienza el descanso. La carrera oficial se para a tomar algo, como los toros en Pamplona. El paso de la Madre de Dios se acompasa con bandejas y tenedores, Desde la curva de la calle Méndez Núñez hasta el Carrefour Express (vulgo Simago) los palcos son mesas de bar. Hay cerveza y cabrillas al lado de los nazarenos, niños jugando y corriendo, camareros cruzando entre penitentes. Las mesas de Pepsi, valen porque son azules, como las telas, pero las de Coca Cola, esas pegan en la Campana, que la tela es roja, (ah no que allí en la carrera oficial solo entra la Hermandad).

Y esa esquina con la plaza de las Monjas. Sin un seguridad, con gente que va a todos sitios, oscura. Eso no es nada, eso es calle, pueblo, muy bonito y muy sentido pero que la borren de los planos donde pone carrera oficial, eso no se llama carrera oficial.

Cuando las copias salen mal, es mejor jugar a otra cosa, que a lo mejor pegan más en una ciudad que permanece sentada en el Burguer King de la Palmera, mientras que el señor de Pasión pasa por delante buscando su casa en San Pedro.

sábado, 7 de febrero de 2009

Nueve tiradas y 500 euros menos




Este el pobre balance del Santo de la crisis. En sus más de 30 horas de recorrido a lo largo de la tarde del domingo y jornada del lunes, el patrón de Trigueros se ha encontrado con tan sólo 9 tiradas, cinco de ellas concentradas en la calle Labradores. Además el cepillo del Santo este año, no sólo no ha subido el porcentaje habitual, sino peor, ha recaudado 500 euros menos que otros años.

No obstante, puede haber mucha gente a la que la cifra de dinero recogido le parezca bien e incluso desee que esta vaya bajando cada año, ya que hay muchos triguereños que desconocemos cuál es, al margen del mantenimiento de la ermita, el destino de ese dinero. Esto no quiere decir que no se destine a fines importantes, como la conservación y renovación de los enseres o la ayuda a diferentes proyectos benéficos.

La pregunta es ¿Por qué no invertir en la fiesta?.¿Por qué si ese dinero es del Santo y para el Santo, no se gasta en sus fiestas?

¿Es acaso una idea descabellada el establecer una pequeña ayuda por parte de la Comisión, a las familias o grupos que decidan tirar, para intentar que no se pierda esa tradición, en épocas como la actual?

El cepillo del Santo puede ayudar a difundir la fiesta con buenas campañas de publicidad y prensa, para conseguir más visitantes y mejor imagen de las mismas (ya está bien de tantas noticias del carné de la UGT).

Por supuesto, que el gasto principal debe correr por parte del Ayuntamiento, pero por qué no se pueden plantear otras propuestas.

Al margen de esto, y con la mirada puesta siempre en conservar lo nuestro y avanzar con los tiempos, hay que hablar de las tiradas. ¿Por qué tirar tiene que ser competir? En los últimos años el número de tiradas se ha visto drásticamente reducido, pocas son las tiradas la tarde del domingo, tras el paso del Santo por la calle Labradores. (Hacer mención especial al esfuerzo y la ilusión del Colegio Triana). Casi nulas, las tiradas por la noche. Inexistentes las de Blas Infante o Ruiz Mantero y muy escasas las del lunes al mediodía. Y es que en muchos casos las exigencias del que recoge, escudriñando productos y seleccionando calidades y la importancia que se le da al quedar bien, aparentar y tener que tirar mucho para no hacer el ridículo, ha llevado a pensar eso tan triguereño que “pa tirar eso, mejor no tirar”. Y así nos va….

martes, 20 de enero de 2009

Obama es de los nuestros

ANTONIO BURGOS
Martes, 20-01-09
Diario ABC

El desmedido eco que los fastos del relevo presidencial americano han tenido en España, como si la avenida de Pensilvania fuera La Castellana, me ha recordado aquella procesión de San Antonio Abad en Trigueros durante la II República. En Trigueros, uno de cuatro pueblos que se ven desde El Conquero en el famoso fandango de Huelva, donde pastan los toros de Celestino Cuadri, sacan cada año en procesión a San Antonio Abad, ahora a finales de enero. Al Santo le tiran toda clase de alimentos, como retrasadas cestas de Navidad por entregas: pan, chorizos y hasta jamones y paletillas serranas, que los devotos cogen en su loor y gloria, en una procesión popular que comienza tras la entrega ritual de la imagen al pueblo por parte del alcalde y dura más de treinta horas sin interrupción. San Antonio Abad recorre todo el pueblo, parando en todas las casas donde encuentra la puerta abierta, mientras desde los balcones le tiran gloria bendita. Ya digo, supermercados enteros.
Durante los tiempos laicos de la II República, prohibidas de hecho las procesiones, se planteó en Trigueros un grave problema: ¿cómo sacar al Santo a la calle, si era lo que ahora se llama políticamente incorrecto? Un adelantado del relativismo halló la solución. Dijo: «Afiliemos a San Antonio a la UGT y así es de los nuestros». Y dicho y hecho. Afiliaron al santo al sindicato socialista y le extendieron su correspondiente carné. Y a la hora de montar la imagen del santo eremita en su paso, le pusieron en la mano, junto al cayado, su carné del sindicato. En el que decía: «Nombre, Antonio Abad; profesión, Santo».
Aquí, para poder sacar en procesión de gloria algo tan políticamente incorrecto como un presidente de un espanto imperialista y de un horror capitalista como son los Estados Unidos de América, hemos hecho como en Trigueros con San Antonio Abad cuando la República: le hemos dado a Obama el carné de los nuestros. Si se fijaron bien, verían ayer en la toma de posesión que cuando Obama ponía, como en la copla, la mano sobre el Evangelio, te lo juro yo que el bulto que se le veía en el pecho no era del chaleco antibalas, sino del pedazo de carné del PSOE que llevaba en la cartera. Carné donde al antonino modo de Trigueros ponía: «Nombre, Barack Hussein Obama; profesión, presidente de los Estados Unidos de América».
Por seguir con el universo de la copla, que repiquen las campanas y que quiten crespón negro a la Mezquita, a la Torre de la Vela y a la Alhambra de Graná, porque tenemos un presidente de Estados Unidos que es de los nuestros. Aquí en España los progres celebran tanto el sueño americano porque ha terminado la pesadilla de Bush, que era la suma de todos los males sin mezcla de bien alguno y con Guantánamo e Irak al fondo. Ese rodillo del Titanlux celeste con el que salía Obama dale que te pego a la brocha demagógica en vísperas de su posesión es una metáfora. Obama se agarra a la brocha porque los progres le han quitado la escalera para subir al madero y quitarle los clavos con los que crucificaban hasta ahora a Estados Unidos, a los americanos, a las multinacionales, a los marines, a la leche que mamó la Coca Cola y, por supuesto, a Bush, que era un demonio. Con ese rodillo del Titanlux de Obama, que es el mismo que Felipe González usó aquí en 1982 para acabar con la separación de poderes y para enterrar a Montesquieu, los proges han pintado de rojo la Casa Blanca. No sé si han zapaterizado a Obama o han obamizado a Zapatero, pero nos los presentan como original y copia, hasta las mismas cabecitas reducidas tienen. Pónganle unas cejas circunflejas a Obama o pinten de negro a Zapatero para salir de beduino en la Cabalgata de los Reyes Magos, que verán que hasta en el físico tienen un aire. Con pista de baloncesto en la sede presidencial. Hasta las niñas son intercambiables. Y Sonsoles tiene algo de señora Obama. Los golpes de efecto de Obama en el comienzo de su mandato son los golpes de efecto de Zapatero en el comienzo de su mandato, anuncio de retirada de Irak incluido.
Así que tranquilos: Estados Unidos ya no es culpable. Ni de la crisis ni de nada. Obama es de los nuestros. Esperemos, al menos, que Hillary no vaya de Maleni, que eso sí que sería terrible, Maleni colocada de pesadilla en el sueño americano y haciendo de las suyas en el aeropuerto Kennedy.

viernes, 16 de enero de 2009

Cuadri, ADN Triguereño






Este es el reportaje que al EXMO. Ayuntamiento de Trigueros se le ha pasado publicarme en la revista del Santo:









A la hora de intentar resumir a un visitante las virtudes, los emblemas, los monumentos y las peculiaridades típicas de Trigueros, todos los que hemos nacido en esta villa recurrimos a sus mejores muestras de historia y buen hacer para describir nuestro pueblo. No faltan en nuestras descripciones el Dolmen de Soto, la Iglesia de San Antonio Abad, el Pilar, el Carmen en sus dos versiones, civil y religiosa, el ajado Convento de Santa Catalina o las dehesas y parajes de nuestro alrededor. Cuando nos referimos al patrimonio culinario o festivo, San Antonio Abad es nuestro primer referente, junto a Él, los toros, la romería, las perrunillas, la tostá y los revoltillos. Solemos también hablar de nuestra banda de música, de la coral e incluso de algún que otro artista que ya apunta maneras fuera de nuestro pueblo.



A partir de ahora, y tras meses de investigación, los triguereños y triguereñas debemos incluir entre los símbolos de nuestro pueblo, una palabra, un apellido que todo aquel que lo lleva puede afirmar que sus orígenes están aquí. Es correcto afirmar que todo aquel que tenga Cuadri por apellido es triguereño, en una u otra generación, nacido aquí o hijo de emigrante, pero triguereño de sangre. Por sus cuerpos corre puro ADN triguereño.



La leyenda del apellido Cuadri se remonta al siglo XVIII. Este mito popular, cuya veracidad es, en mi opinión, cada vez más demostrable, habla de que a la restauración de la Parroquia de San Antonio Abad, tras el terremoto de Lisboa en 1755, acudió un señor italiano, cuya profesión no está muy clara, pero que encandiló a muchas triguereñas durante esta época y que perpetuó en Trigueros su domicilio y vida familiar.



El apellido de este individuo era Quadri. Se da la casualidad de que en el mismo año del terremoto, 1755, se funda en la veneciana Plaza de San Marcos el conocido Café Quadri. Un importante restaurante, fundado por Giorgio Quadri y que permanece abierto en la actualidad como uno de los referentes gastronómicos de la ciudad de los canales. Los lazos familiares entre el hostelero veneciano y el restaurador semitriguereño no están demostrados, aunque puestos a imaginar es posible que incluso fuesen del mismo linaje, algo poco probable ya que el apellido Quadri si es bastante frecuente en Italia. Es más, una pequeña aldea del país de la pasta lleva este nombre y a lo largo de la historia, varios caballeros de gran importancia para el devenir italiano también portaron este apellido. La heráldica no da respuesta concreta a los símbolos de este apellido, mientras que la etimología afirma que el apellido Quadri procede de la antigua Roma, ya que de esta forma eran conocidos aquellos propietarios de un quadro de tierra, medida agraria utilizada en la época de los césares. Es más, para hacer honor a la verdad, en España aparecen censados en 2005 seis ciudadanos con el apellido Quadri, cuyo origen es directamente italiano, proveniente de los Quadri actuales.



En relación a la historia del desarrollo de los Cuadri en Trigueros, el archivo municipal del Ayuntamiento ofrece datos que corroboran aún más la leyenda del obrero italiano. El primer padrón de habitantes de Trigueros que se conserva pertenece al año 1821, en este año sólo hay en nuestro pueblo ocho personas mayores de edad que poseen el apellido Quadri, algunas de ellas ya tienen hijos e hijas, sin embargo tan sólo cuatro superan los 40 años, siendo la vecina María Antonia Quadri, nacida en 1762 y residente en la calle Olleros, la más anciana de los Quadri que habitan en Trigueros. Estos datos vienen a aclarar que entre 1762 y 1774, año de nacimiento de Juan Quadri, nacieron en Trigueros cuatro personas con este apellido. Estos nacimientos ocurrían tan sólo siete años después del terremoto y es bastante probable que todos ellos formaran parte en principio de una misma familia, la creada por el misterioso restaurador. En 1821, con un censo total de 1090 personas, Trigueros contaba ya en total, sumando mayores y niños, con 22 Quadris entre sus habitantes, todavía marcados por la Q de herencia italiana.



Los censos de habitantes custodiados en el archivo municipal dan un tremendo salto hasta el año 1900. En estas fechas el apellido Quadri ya se ha extendido de forma sorprendente por todo Trigueros y su escritura ha evolucionado hacia el actual Cuadri. Es también arriesgado, pero bastante seguro afirmar que el número de españoles con este apellido en esa época superaba al actual. De esta forma, el apellido fue evolucionado y extendiéndose por toda España desde Trigueros de forma lenta y arraigada. En 2005 el Instituto Nacional de Estadística asegura que existen en tan sólo 290 personas con el apellido Cuadri, de las cuales 135 lo tienen como primero y 155 lo llevamos como segundo apellido.



Los datos del INE sólo ayudan a ratificar la afirmación de que todos los Cuadris somos triguereños. De los 290 actuales, 226 han nacido en la provincia de Huelva. El resto son en su mayoría nacidos en Sevilla, se trata en gran parte de los hijos y nietos de algunos triguereños, un total de 27. Madrid con seis, cinco de ellos hijos del emigrante triguereño Manuel Cuadri Garrido, y Barcelona con cinco, son las otras dos provincias donde han visto la luz más personas con este apellido. Las 17 restantes están repartidas por otras provincias españolas.



En cuanto a los lugares de residencia la estadística apunta de nuevo a Huelva como principal destino. Dentro de nuestra provincia, los padrones de Beas, Gibraleón, Aracena, Isla Cristina, Los Marines, Ayamonte, Lepe, Valverde del Camino, Aljaraque o Huelva, entre otros, cuentan junto con Trigueros con Cuadris entre sus habitantes. Fuera de nuestra tierra, la provincia de Sevilla es la que más personas con este apellido posee, 35 en total. Trece hay en Barcelona, seis en Baleares y cinco en Madrid. Posiblemente las cifras hayan variado suavemente estos años hacia arriba o hacia abajo, pero sin grandes evoluciones.



Con estos datos, y a pesar de dejar mucha información por narrar y descubrir, se puede hablar del apellido Cuadri como una curiosa parte del patrimonio de todos los triguereños y una interesante historia que exportar fuera de nuestro pueblo. La trascendencia de este apellido es importante fuera de nuestras fronteras. Además varias circunstancias han hecho que Cuadri sea un apellido que suene fuera de Trigueros en diferentes foros como referente de diversas actividades. Sin duda alguna, la ganadería taurina de Celestino Cuadri, gestionada ahora por sus hijos, ha sido el principal estandarte del apellido en toda España. Los toros de Cuadri, los cuadris, se han ganado el respeto de aficionados a la tauromaquia y ganaderos por su imponente porte, bravura y nobleza. De la misma familia, el director de cine, Antonio Cuadri ha paseado el apellido por la televisión, las salas de cine y varios festivales de nuestro país y el resto del Mundo. Por su parte, una agradecida hija, colocó el nombre de Óptica Cuadri al establecimiento que posee en pleno centro de Sevilla, a mitad de la calle Feria. Consciente de la peculiaridad del segundo apellido de su padre, el prestigioso ginecólogo José Santiago Cuadri, la propietaria bautizó su óptica con el apellido triguereño.



Una llamativa historia es también la que me cuenta José Ignacio Pérez-Cuadri Rodríguez, un simpático estanquero del barrio hispalense del Porvenir, cuyas hermanas y él mismo adoptaron los dos apellidos paternos para evitar perder el Cuadri, debido a lo extraño y curioso del apellido. Estos sobrinos del responsable de correos durante años de Trigueros, José Pérez Cuadri, fueron conscientes de lo que este apellido significaba

y se sienten orgullosos de conservarlo. De la misma forma la familia Díaz Cuadri, emigrantes en Barcelona, ha conseguido gracias a una carambola del destino mantener el apellido, ya que el titular de la familia, José Díaz Cuadri, debía legar a sus hijos el primer apellido, sin embargo se da la circunstancia de que su esposa se llama Antonia Cuadri, con lo cual ahora los hijos de la familia vuelven a ser Díaz Cuadri.



La historia triguereña no ha tenido entre sus protagonistas muchos Cuadris. En 1931, el republicano Juan Cuadri Fernández se hizo con la alcaldía de nuestro pueblo. Los datos sobre la guerra civil española arrojan el nombre de Pedro Cuadri Gálvez, del bando rojo, como única víctima con este apellido. Más adelante, en 1966, Celestino Pérez Cuadri era elegido alcalde durante el franquismo.



El futuro del apellido Cuadri en Trigueros, Huelva y Sevilla está asegurado. En nuestro pueblo y provincia existe un gran número de varones pertenecientes a mi familia, los Cuadri Vides y otras ramas del apellido que atesoran la supervivencia del sobrenombre. De todas formas, ahora la ley permite colocar el apellido de la madre en primer lugar, con lo cual quien lo desee puede conservar este pedazo de la historia triguereña en su nombre. Fuera de estos tres lugares, Barcelona, Madrid y Baleares también pueden mantener de manera más comedida el apellido entre sus habitantes. La principal valedora de este hecho será la familia Cuadri Duque, repartida por varios puntos de la geografía española, así como los hijos y nietos de muchos triguereños residentes ya fuera de los límites andaluces.



La historia del apellido Cuadri forma parte de la historia de Trigueros, lejos de la vanidad, esta pequeña aportación sobre una curiosa peculiaridad de nuestro pueblo debe hacerse patrimonio de todos, posean o no este apellido. Estoy seguro, y tras repasar muchos papeles que historias triguereñas como esta se encuentran aún por descubrir, pero la singularidad de esta leyenda, el hecho de que actualmente sólo seamos 290 los españoles con este apellido, y sobre todo la idea de que todos procedamos de Trigueros, son razones de sobra para dedicar a los Cuadri este pequeño homenaje.



martes, 1 de enero de 2008

Los monjes antonianos, militares en nombre de San Antonio Abad

La orden de San Antonio Abad, es decir, los monjes antonianos, tuvieron dos ocupaciones principales, salvar vidas por un lado, y salvar la fe cristiana y los territorios en los que el Islam amenazaba con acabar con el cristianismo, por otro. Sin embargo los escritos no hablan de ningún cruce entre estas dos órdenes de la Iglesia, más allá de sus hábitos y la veneración a su patrón, y el nuestro, San Antonio Abad.

La orden militar de San Antonio Abad se crea hacia el año 370, en Abisinia, la actual Etiopía. Los monjes antonianos militares vestían un hábito negro, sobre el que llevaban colgada una gran Tau, o cruz de San Antonio Abad, de color azul. Las flores de lis que portaban en sus capas los distinguían del resto de sacerdotes que también estaban bajo la advocación del Santo de Coma, pero éstos dedicados a difundir la fe. Los monjes militares antonianos tuvieron su origen en el capricho del Emperador Juan de Abisinia, que aterrado por el avance del Islam en sus territorios, formó un ejército de monjes bajo la protección del patrono de la zona, que no era otro, que San Antonio Abad.

De esta forma se creó la primera orden militar de monjes dedicada a San Antonio Abad. La misión que se les encomendó fue la de “morir en la defensa de la Fe Católica, guardar los confines del Reino e Imperio, obediencia a la Santa Iglesia Romana, a su señor natural y a sus Superiores”. Para llevar a cabo sus tareas, la Orden se dividió en dos grupos, perfectamente diferenciados, los monjes y los caballeros. Cada uno de estos grupos poseía sus casas, mandos, actividades y reglamentos. Los nobles y los vasallos del reino estaban obligados a entregar sus segundos y terceros hijos a la Orden, y ésta a su vez, tenía la deuda de dedicar tres mil de sus caballeros a la defensa y el servicio del emperador. Los nuevos integrantes de la Orden debían cumplir con un estricto noviciado antes de formar parte de la milicia cristiana. Este período de formación y prueba, consistía en pasar tres años en el presidio del mar Bermejo, en tierras etíopes. Después de otros tres años en la Isla de Meroe, frente a Egipto, y otros tres en la frontera con Bonu ya estaban preparados. En ese momento la Orden les otorgaba el Hábito de San Antonio Abad, a partir de ese instante el juramento les obligaba a no pelear entre cristianos, guardar obediencia a Roma y no casarse sin licencia del Papa.

El hábito que les era impuesto a estos nuevos Caballeros Comendadores de la Orden de San Antonio Abad, llevaban todos en común una llamativa y representativa Tau azul. Sin embargo, los monjes vestían túnicas con las mangas cerradas y la capucha sobre la cabeza, mientras que los militares de San Antón portaban sus túnicas con las mangas abiertas hasta el suelo y con pequeños bonetes en la cabeza. Las diferencias entre monjes y militares bajo la advocación del Patrón de los animales no quedaban sólo en las vestimentas, la vida de los dos grupos era bastante diferente.
Por un lado los monjes dedicados a la contemplación, el rezo y la vida espiritual se afanaban por parecerse cada día más a su líder espiritual, el padre de la vida monacal, San Antonio Abad. Para estos monjes las salidas del monasterio estaban prohibidas y las comunicaciones con el exterior se encontraban meticulosamente reguladas, mientras que los militares pasaban la mayor parte del tiempo fuera de los conventos desarrollando labores de guerra y planificación bélica.

La orden militar no proliferó por Europa, ni mucho menos en España. Sin embargo, los monasterios en honor a San Antonio Abad si poblaron la cornisa norte de nuestro país. Castrojeriz y Olite fueron claros ejemplos de ello. En estas dos ciudades norteñas, los hospitales de la Orden de San Antonio Abad desarrollaron su labor con gran profundidad y arraigo.

La fundación de esta rama de los monjes antonianos en el año 1095, aprobada por el Papa Urbano II, fue mucho más interesante según cuenta la leyenda. Todo comenzó con la terrible epidemia de la enfermedad del “fuego sagrado” que invadió Francia en el siglo IX, justo después de que llegaran a tierras galas los restos de nuestro Santo patrón. Hubo miles de enfermos, y:
“Entre los miles de afectados se encontraba Girondo de Valloire, hijo del noble Gastón de Valloire quien, viendo peligrar la vida de su vástago, hizo voto de ofrecer sus personas y bienes a San Antonio Abad si por su intercesión restituía la salud a Girondo.
Padre e hijo aceptaron tal voto y al día siguiente el enfermo comenzó a mejorar. Esa misma noche, Gastón tuvo un sueño en el que San Antonio le decía que había curado a su hijo gracias a la petición que había hecho a Dios.
Por tanto, solicitaba que los bienes ofrecidos se emplearan en socorrer a los afectados por el fuego sagrado. Mientras hablaba el santo ermitaño, Gastón pensaba si su hacienda alcanzaría para todos los enfermos y pobres como acudirían de las provincias afectadas. Fue entonces cuando san Antonio le ofreció su báculo en forma de la letra griega «tau» y le mandó que lo hincase en la tierra. Obedeció el noble los santos designios y vio cómo crecía súbitamente un gran árbol cuyas ramas se esparcían en todas direcciones, produciendo gran abundancia de flores y frutos, bajo los cuales se veían muchos pobres sin pies ni manos que, en presencia de tan gloriosa sombra, se recreaban y consolaban.
Ante la atónita mirada de Gastón, san Antonio procedió a explicarle tal visión: «Advierte que tú has de plantar un árbol en el tronco de la piedad y en la raíz de la caridad, y este árbol extenderá sus ramas muy largamente y de sus frutos se sustentarán los pobres».
A los pocos días de esta visión, Girondo, se levantó completamente restablecido. Fue entonces cuando padre e hijo donaron sus personas y hacienda a san Antonio, cosieron en sus vestiduras la señal del báculo que les había dado el ermitaño e iniciaron la tarea encomendada: nacía así la Orden de los Caballeros de San Antonio Abad”(1)

(1) Texto extraído del artículo La Orden de la Tau, publicado por la web La Historia Ignorada